jueves, 1 de enero de 2015

1797 LA DESTRUCCION TOTAL




Con esta misma erupción, el valle de Patate volvió a sufrir una nueva destrucción de su riqueza; pues como el rio se contuviese por espacio de 24 horas, a causa de un colosal dique formado por las escorias, piedras y ceniza que arrojaba el Tungurahua, rompiendo al cabo las aguas la resistencia, se precipitaron sobre las márgenes arrollando con todo.
Todos estos errores arruinaron la riqueza provincial, destruyendo los pueblos en formación, devastando los obrajes o borrando los cultivos.

Sin embargo, pocas han sido más trágicamente calamitosas que catástrofe de la mañana del 4 de Febrero del año de 1797 de fatídico recuerdo no sólo para los pueblos de la Provincia de Tungurahua, sino para toda la región interandina del Ecuador.

Una serie de violentísimos temblores sacudió formidablemente la tierra, en toda la parte comprendida entre Loja y Popayán. La topografía, en muchos lugares, varió por completo: abriéndose quebradas profundas, cubriéndose los valles, y los montes viniéndose al suelo como diluido de repente por una fuerza sobrenatural. Riobamba, Ambato, Latacunga, Quito y todos los pueblos circunvecinos fueron horrorosamente trastornados. Llamaradas enormes y piedras encendidas lanzaron al mismo tiempo varios volcanes, entre ellos el de Tungurahua, el Altar, el Quilotoa y el Igualata. De algunos sitios brotaron emanaciones deletéreas, que asfixiaron a las personas y mataron a los animales. En otros lugares, fue tal el resquebrajamiento de la tierra, que en sus hendiduras se perdieron, como tragados por unas fauces gigantescas, huertos enteros, casas, árboles, hombres y ganados….

 

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